sábado, 29 de septiembre de 2018

Egg - Egg (1970)


Egg fue una banda de rock progresivo asociada a la Escena de Canterbury. Fundada en enero de 1969, los miembros fundadores fueron el tecladista Dave Stewart, el vocalista y bajista Mont Campbell y el baterista Clive Brocks. Al comienzo la banda llevaba el nombre de Uriel y participaba en ella el guitarrista Steve Hillage, pero tras la marcha de este el grupo firmó un contrato con el club "Middle Earth" y decidieron cambiar el nombre a Egg, ya que Uriel (nombre de un arcángel) sonaba a "orinal". A mediados de 1969 la banda firmó con el sello Deram, perteneciente a Decca, y lanzó su primer disco, titulado Egg, en marzo de 1970. En febrero de 1971 publicó su segundo disco, titulado The Polite Force, con ayuda del productor Neil Slaven. En 1974, la banda graba un disco titulado The Civil Surface, cuando Dave Stewart ya había firmado por Virgin para tocar en la banda Hatfield and the North.
La música del grupo es una mezcla de jazz, clásica, y experimentación, en la que se destaca la maestría de los teclados de Dave y  líneas de bajo desarrolladas por Campbell.
Era el comienzo del sonido "Canterbury" mezclado con sonidos a lo Keith Emerson de "The Nice". Los elementos clásicos están muy presentes en temas como "Fugue in D Minor" o en "Symphony  Nº 2", pieza con la que tuvieron problemas con los derechos de autor. La reedición posterior incluía los dos temas de su single (“Seven Is A Jolly Good Time” y  “You Are All Princes”) y la versión completa de "Symphony Nº2".

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Fake Zappa


“Hace ya unos años, un atento policía de civil me enganchó fumando porro en una plaza cerca de Tribunales. Gracias a este poco amable giro de Fortuna pasé una noche en la comisaria de ahí cerca (creo que es la 17). Yo tenía puesta una remera con la cara de Zappa y mientras me pintaban los dedos el agente del orden señaló la remera y me dijo “Qué capo Zappa, una vez se comió un sorete en un recital”. Le respondí que eso nunca había pasado y que con razón era policía si le parecía bien comer mierda.
Ha ha naaa qué le voy a decir, no le dije nada. Pero el comentario del cana fue real.
Traigo a colación esta olvidable anécdota porque en “La verdadera historia de Frank Zappa”, una de las primeras cosas que se ocupa de aclarar es que nunca comió mierda (“lo más cerca que estuve de hacerlo fue en el buffet del Holiday Inn de Fayetteville, Carolina del Norte”). Me sorprendió mucho que el mismo Zappa estuviera al tanto la especie, y que se viera en la necesidad de aclarar su falsedad. Cualquiera que sepa un poco de qué clase de hombre estamos hablando, también sabrá que tal acto es por completo incompatible con su persona.”
Esta introducción es de un artículo escrito por Carlos Busqued. 
Ilustra bastante bien un asunto que se repite sobre la vida de toda persona famosa (bah, sobre la vida de cualquiera en realidad): se crean toda clase de historias falsas, se difunden y repiten hasta el cansancio, y desvirtúan los méritos reales de las personas en cuestión.
Lamentablemente Internet ha servido a este triste despropósito más eficazmente que al propósito que teníamos al principio cuando empezamos a surfear en la Red: conocer la verdad y difundir conocimientos para mejorar al mundo.
Y al tema de los relatos falsos se agrega el de la difusión de imágenes con falsa  información, como expliqué en un artículo anterior sobre CynthiaWebster, o directamente imágenes falsas, creadas con fotomontajes. Por eso al principio pongo una foto que ha circulado por Pinterest y otras redes sociales, con el añadido de interpretaciones libres sobre las ideas de Frank Zappa, tanto políticas como filosóficas, todas tendientes a llevar agua para su propio molino a costa del nombre y fama de Frank. No voy a refutar esas ideas sobre la opinión de Frank hablando de la TV, porque tergiversan su manera de pensar sobre un medio al que él supo dar buen uso. Si quieren conocer su opinión no hay nada mejor que leer el libro citado al comienzo de esta nota. Por eso pongo la foto con una advertencia visible, con el ánimo de que se difunda que la foto es realmente un Fake.
Pero entonces… ¿cuál es el origen de estas imágenes...?

martes, 4 de septiembre de 2018

King Crimson - Larks' Tongues in Aspic (1973) (40th Anniversary Series, CD+DVD-A, 2012)


Muchas veces me he preguntado por qué de la amplia discrografía de King Crimson mi preferido es Larks’ Tongues in Aspic. Realmente la respuesta es sencilla... no es que considere que sea su mejor disco. Es por el simple hecho que fue el primero que compré. La primer versión que obtuve fue en vinilo, y no era uno de sus últimos, pero fue el primero que conocí. Siempre son las primeras impresiones las que nos quedan impregnadas más profundamente. Aunque a través de los años comprendamos mejor las cosas, sean buenas o malas, son inolvidables. Cuando fuiste un adolescente que lo único que tenías para escuchar vinilos era un Winco porque en esa época reinaba el cassette podían pasarte muchas cosas, algunas no muy buenas. No estás consciente de la alta fidelidad, ni tan siquiera de la estereofonía. Así que vas a lo un amigo que tenía el equipo de tus sueños (hoy te das cuenta que no era tal, pero era un Audinac, que para muchos era el sumun) y entre los impresionantes bajos de Wetton notás en los pianísimos un horrible ruido de fritura.
Claro que tratás de pasarlo por alto, ignorarlo, y disfrutar de la música en toda su plenitud, pero al final te queda la inquietud y la bronca que te hayan vendido un disco usado, cosa totalmente habitual en una disquería del centro. Que si hubiera sido en una de barrio podrías haber logrado que escuchen tu reclamo, pero en una gran disquería no importás.
Entonces un genio de la radio dice que para sacarle el ruido de fritura nada mejor que ponerle aceite. Claro, hoy sabés que no se puede sacar el ruido porque es simplemente deterioro, pero la inocencia adolescente, inexperta cae en esa y cosas peores. Ni que decirte que tomás el consejo que te dan los “expertos” de un  programa de radio como palabra santa, y te pasa como con todo lo que hace rato proviene de los medios: terminás comiendo carne podrida. Pero fue una gran enseñanza para un adolescente: que te avives bien temprano en la vida que los medios de comunicación te engañan y los que “trabajan” en ellos no merecen el puesto que ocupan.
El disco quedó como recuerdo. Ninguna limpieza pudo sacarle la mugre que le dejó el aceite, que la púa levantaba graciosamente en su tránsito por el surco, al tratar de escucharlo en el Winco. Y naturalmente olvidarse de llevarlo a lo de tu amigo para escucharlo de vuelta, para no quedar como un tonto que lo único que iba a lograr era arruinarle la púa del “equipo de tus/sus sueños.”
Hasta aquí la anécdota juvenil y ahora la reseña de esta edición. 
Mientras la leemos podemos escuchar Larks' Tongues in Aspic Part I en la versión que nos ofrece DGM Live en Youtube.