miércoles, 30 de enero de 2019

El Eterno Trabajo


Parafraseando una frase de Bowie, las composiciones nunca se terminan, sólo se abandonan, y puede tomarnos una vida entera perfeccionar una canción. Cuando la grabamos o escribimos en un pentagrama, ésta se vuelve una postal de nuestro estado evolutivo en un momento dado. La música en sí misma es siempre perfecta, lo que va cambiando es nuestra capacidad de interpretar su voluntad, por eso es que la práctica debe ser para el músico como el aire que respira.
La música no le pertenece a nadie, ni siquiera a los genios, y creer que el talento está reservado para unos pocos es precisamente lo que nos impide desarrollarlo. Lo que diferencia a un genio es su habilidad innata para alcanzar niveles de conexión que al resto de los músicos le lleva mucho tiempo lograr. Lo que diferencia a un músico de un aficionado es su fuerza de voluntad.
Muéstrame alguien sin talento y te mostraré alguien que no trabajó lo suficiente, pero trabajar no significa necesariamente tocar cada vez más rápido o aprender todos los tratados de armonía existentes, sino buscar nuestra propia voz en un pajar personal de creencias, emociones y pensamientos automáticos innecesarios.

Pensamientos del Maestro Diego Souto





lunes, 14 de enero de 2019

Antonín Dvořák - Sinfonía nº 9 “del Nuevo Mundo”


Desde el 1 de septiembre de 1892, Dvořák se encontraba en Nueva York para ocupar el puesto de director del Conservatorio Nacional de Música, perteneciente a la filántropa millonaria Mrs. Jeannette Thurbert la cual, teniendo en cuenta la ausencia de una tradición musical clásica norteamericana, había pensado en un nacionalista europeo para ocupar la plaza. Sin embargo, aunque se ha afirmado repetidas veces, no es cierto que la Sinfonía Del Nuevo Mundo esté basada en su mayor parte en temas y canciones populares americanas, lo que no quiere decir que el músico bohemio pudiese o quisiese escapar a la influencia del Nuevo Mundo donde vivía.
Al igual que más tarde haría Mahler, Antonín Dvořák sitúa el movimiento más importante y majestuoso al final, donde reúne en un solo movimiento las principales ideas que forman la obra. En conjunto de la partitura reúne las principales y más atractivas características de la música de su autor. Recopila sus pensamientos, sus impresiones, sus sentimientos sobre una tierra nueva, mestiza, muy distinta a lo que él conocía.
Un posicionamiento nacionalista que hace aflorar la diversidad, que lejos de separar, unifica. Por eso, para muchos la Sinfonía del Nuevo Mundo es americana mientras que para otros pasa por eslava. Está compuesta en el Nuevo Mundo pero continuamente evoca al Viejo. Mira a las formas clásicas y academicistas de Haydn y Mozart mientras utiliza el folclore amerindio y negro norteamericanos. Por eso, la Novena Sinfonía de Dvorak ha pasado a ser patrimonio colectivo del mundo y, además del comienzo de la Quinta de Beethoven, el tema principal del último movimiento es el más interpretado del repertorio. *



Por eso pongo la foto del director de The Philharmonic Symphony Orchestra of New York, Leonard Bernstein.