lunes, 14 de enero de 2019

Antonín Dvořák - Sinfonía nº 9 “del Nuevo Mundo”


Desde el 1 de septiembre de 1892, Dvořák se encontraba en Nueva York para ocupar el puesto de director del Conservatorio Nacional de Música, perteneciente a la filántropa millonaria Mrs. Jeannette Thurbert la cual, teniendo en cuenta la ausencia de una tradición musical clásica norteamericana, había pensado en un nacionalista europeo para ocupar la plaza. Sin embargo, aunque se ha afirmado repetidas veces, no es cierto que la Sinfonía Del Nuevo Mundo esté basada en su mayor parte en temas y canciones populares americanas, lo que no quiere decir que el músico bohemio pudiese o quisiese escapar a la influencia del Nuevo Mundo donde vivía.
Al igual que más tarde haría Mahler, Antonín Dvořák sitúa el movimiento más importante y majestuoso al final, donde reúne en un solo movimiento las principales ideas que forman la obra. En conjunto de la partitura reúne las principales y más atractivas características de la música de su autor. Recopila sus pensamientos, sus impresiones, sus sentimientos sobre una tierra nueva, mestiza, muy distinta a lo que él conocía.
Un posicionamiento nacionalista que hace aflorar la diversidad, que lejos de separar, unifica. Por eso, para muchos la Sinfonía del Nuevo Mundo es americana mientras que para otros pasa por eslava. Está compuesta en el Nuevo Mundo pero continuamente evoca al Viejo. Mira a las formas clásicas y academicistas de Haydn y Mozart mientras utiliza el folclore amerindio y negro norteamericanos. Por eso, la Novena Sinfonía de Dvorak ha pasado a ser patrimonio colectivo del mundo y, además del comienzo de la Quinta de Beethoven, el tema principal del último movimiento es el más interpretado del repertorio. *



Por eso pongo la foto del director de The Philharmonic Symphony Orchestra of New York, Leonard Bernstein.


Pero no esas fotos acartonadas de un director frente a su orquesta sino una que representa el espíritu de este genio que amaba el jazz, pero era capaz de interpretar lo que se le pusiera adelante. 


Con el tiempo he escuchado muchas versiones. Tal vez la que más me ha gustado es la versión de Sergiu Celibidache, de la pongo este link de un video. 


También (si tenés ganás de comparar) la versión de  Herbert von Karajan con la Berliner Philharmoniker que tiene la curiosidad estar subtitulada, con la descripción de las partes de la obra, acompañada de una breve reseña histórica en la página.


Lo que lamento es que no haya una versión de Wilhelm Furtwängler, para mí el mejor director de todos los tiempos (tiempos de grabaciones y video, claro, con los cuales podemos comparar versiones).
Es curioso cómo se cruzan las vidas de estos músicos.
Furtwängler era director de la Berliner Philharmoniker.
En 1934 Furtwängler dirigió a la Filarmónica interpretando música del prohibido Felix Mendelssohn, y el estreno de la sinfonía Mathis der Maler, de Hindemith, al que el régimen nazi consideraba un autor de "Música degenerada", y a quien el director defendió públicamente. A raíz del consiguiente escándalo, Furtwängler fue obligado a renunciar a todos sus cargos, pero como era prácticamente intocable los hipócritas nazis lo dejaban dirigir a la Filarmónica como director invitado (y la orquesta quedó sin un director titular).



En 1945 podría haber retomado su puesto pero las fuerzas de ocupación estadounidenses prohibieron a Furtwängler volver a dirigir en Alemania, mientras no fuera sometido a una investigación de su relación con el régimen nazi.

La obra teatral Taking Sides (1995), del dramaturgo británico Ronald Harwood, trata acerca de las acusaciones estadounidenses contra Furtwängler por haber servido al régimen nazi. En 2001 dicha obra sirvió de base para una película de István Szabó con Harvey Keitel y Stellan Skarsgård en el rol de Furtwängler, que en español se llamó Requiem por un imperio. *
Mientras tanto la condujo Celibidache, hasta 1947, cuando se le permitió a Furtwängler dirigir. Entonces la dirigieron alternadamente, hasta que se le ofreció la titularidad definitiva en 1952 a este último. Lamentablemente murió dos años después, y en vez de darle la titularidad a Celibidache se la dieron a von Karajan.
Ahora bien, cuando von Karajan visitó New York y fue a ver a Leonard Bernstein, este último le permitió dirigir la Philharmonic Symphony Orchestra of New York.
Pero este gesto amable no fue retribuido por von Karajan cuando Bernstein visitó Berlín. ¡Cómo iba a dejarle dirigir "su" orquesta, la Berliner Philharmoniker!
La verdad es que a von Karajan no lo quería nadie en la orquesta.
Han contado músicos de esa orquesta que cuando subía al podio, viéndolo sufrir de los atroces de espalda que lo aquejaban, deseaban que se cayera y se quebrara, para no tener que soportarlo más.
Dejando eso de lado: como director era brillante.




Reseña original de Preciosa Música

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nosotros pusimos nuestra parte. Ahora esperamos que hagas lo tuyo y nos digas qué te pareció lo publicado. Identifícate con un alias válido en la red. Te avisamos que los comentarios anónimos serán borrados.