Parece
un disparate, pero la historia de Fats Waller y Scarface ha pasado a ser una de
las historias del Jazz más locas hasta la fecha.
¿Podés imaginarte un secuestro a punta de pistola convirtiéndose en una fiesta
divertida en la que terminás con dinero en efectivo en el bolsillo? Bueno, eso
es exactamente lo que le sucedió a Fats Waller, de 21 años, en 1926. Después de
dejar una actuación en Chicago, los secuaces del famoso mafioso Al Capone
levantaron a Fats a punta de pistola afuera del lugar. Exigieron que ingrese a
su limusina.
Los secuaces luego llevaron a Fats Waller a un club exclusivo en East Cicero, donde se
celebraba una fiesta de cumpleaños. Luego exigieron que Fats tocara música para
la fiesta, lo cual hizo. Al rato Fats notó entre la audiencia una cara con cicatrices
infames aplaudiendo con todas sus fuerzas. Era Al Capone.
Y
a pesar de que el padre de Fats era ministro y nunca tuvo problemas con la ley,
aún sabía cómo festejar. Uno de los amigos de Fats, Eddie Barefield, dijo que Fats
se sentaba a su piano con un galón de whisky de contrabando y lo terminaba al
final de la noche, y no le afectaba en absoluto. Incluso tocaba durante 48
horas seguidas mientras bebía, luego dormía durante dos días seguidos. También
era conocido por tener siempre una nueva dama.
Mientras
que algunos expertos dudan de toda la historia, nos gusta creer que es verdad.
Sobre todo porque Al Capone era conocido por pasar tiempo con otros músicos de
jazz afroamericanos. Además, ¿por qué Fats necesitaría inflar su ya grandiosa
persona?
Reseña original de Preciosa Música
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