Aclaración: esta nota fue escrita para otro Blog en el aniversario de la muerte de Janis Joplin (el año pasado), pero no la publicamos aquí hasta este día...
¿Por qué?
¿Quién sabe?
¿Por qué escribir sobre la vida de una cantora en una reseña recordándola en el aniversario de su muerte y no en el de su nacimiento?
Bueno,
siempre es mejor eso que recordar a un artista en la fecha en la que lo
metieron preso por emborracharse y destrozar una habitación de hotel, o peor,
por haber matado a alguien, como he visto en algunas páginas de efemérides.
A
veces los recordamos en el aniversario del lanzamiento de uno de sus discos, o
por un concierto memorable.
Pero
lo importante es recordarlos. Triste es cuando un artista es olvidado por
completo.
Además,
aunque seas ateo, creo que estarás de acuerdo que, como dice La Biblia, “mejor es el día de
la muerte que el del nacimiento”. Y es por una buena razón (desde el punto de
vista práctico de algunos, claro): cuando uno nace su vida es como un libro en
blanco. En cambio cuando muere deja una historia de su vida, con sus logros y fracasos,
pero una historia al fin, que alguien recordará.
Y
Janis Joplin llegó a nuestra vida en muchos casos después de su muerte, que
ocurrió ese 4 de octubre de 1970, a los 27 años.
Nunca
escribo sobre ese tipo de efemérides en mi Blog (Preciosa Música), pero en este caso decidí
que no iba a publicar una reseña musical, ni siquiera una de vida, sino
compartir una foto de ella que fue por la que la conocí, y que salió en una
revista Pelo como poster central.