Es el último libro que
escribió Philip K. Dick y no lo llegó a publicar.
Por eso algunos
aventuran que se trata de un borrador.
Por eso y por el hecho
que no les resulta tan brillante como el resto de sus novelas.
Parecen ignorar esto que se nos dice desde el principio:
El editor quisiera dar las gracias a Tim
Powers por
haberle proporcionado el
original
definitivo de esta novela, revisado
por Philip K.
Dick y que éste cediera a
Powers para
su colección privada.
Para mí es simplemente un testamento, en el que él cuenta algo que estaba pasando, como siempre, en su interior, y que lógicamente no pudo resolver.
Su eterno interrogante
sobre sobre la existencia de Dios y qué forma tendría para comunicarse con los
seres humanos.
Si hasta cita las
teorías de los Testigos de Jehová como una alternativa al pasar. Lástima que no
vivió lo suficiente para verlas desenmascaradas como viles estafas comerciales
perpetradas contra la buena fe de la gente creyente.
En esta novela Estados
Unidos de América no es conquistada por potencias extranjeras sino que es una
dictadura de derecha, dominada por un agente durmiente de la Unión Soviética,
que llega a ser presidente de su país.
No me voy a extender
en hablar del argumento: simplemente te recomiendo que la leas.
Al margen te comento
que la leí hace más de quince años, y que sin embargo hace unos días me pareció
estar leyendo algo completamente nuevo.
Lo que sí me parece
que no es ningún spoiler es que es casi autobiográfica.
Porque en este libro
Philip K. Dick se incluye como personaje y cuenta algo destinado a desmentir
que haya escrito bajo la influencia del LSD u otras drogas: