Les
voy a contar la historia de una canción que se titula "Arde la
Tierra". Es una historia en la que la magia y la poesía de la vida van
cogidas de la mano.
De
ella, lo único que su autor me pudo proporcionar fue una grabación casera con
muchas imperfecciones, pero aun así, a mi modo de ver, logra transmitir muy
bien su mensaje esencial: las múltiples maravillas con las que nos seduce y a
veces nos ciega la vida. Su texto procede del poemario de Pino Betancor,
"Las Playas Vacías".
Lo
llamaré Elías, respetando su voluntad de permanecer en el anonimato. Yo estuve
en uno de sus conciertos en el Esdrújulo (un local asombrosamente diminuto
ubicado en la Calle Cebrián de Las Palmas, en el que había frecuentes
actuaciones de cantautores), allá por el año 2003, pocos meses antes de la
muerte de Pino Betancor. Pero empecemos por el principio.
Elías
hubiese querido ser cantante de rock, pero ya no era un jovencito: todos sus
amigos músicos estaban casados y tenían hijos y, o habían dejado la música, o
la habían convertido en un hobby, en una excusa para pasar un buen
rato en el escaso tiempo libre que les quedaba.
Tenía
la alternativa de salir él sólo con su guitarra, aún a riesgo de que lo tomaran
por un cantautor (salvo honrosas excepciones, no soportaba a los
cantautores). A pesar de eso, con tal de tener un sitio donde actuar se integró
en el colectivo de los"egos cantautores", o "autocantores",
como él los llamaba, que compartían escenario en el Esdrújulo.
Imagen
de juventud de Pino Betancor
Lo
recuerdo todavía no muy desenvuelto ante el público, urdiendo canciones
complejas, con un punto de melancolía, cosa que desaprobaban algunos miembros
del colectivo, al considerar un logro que el público terminara haciendo palmas.
Sus
canciones eran poemas de Pino Betancor que él mismo había musicado. Porque Pino
Betancor, la poetisa del amor y del retorno a los orígenes, era su amiga.
La
forma en que se conocieron me pareció sacada de una novela.
Elías
era aficionado a las tiendas de objetos de segunda mano, donde solía buscar
libros de ocasión y discos de vinilo. Cierto día encontró un libro de poemas, "Las
Moradas Terrestres", cuya autora era precisamente Pino Betancor.
Abriendo el libro al azar, encontró un poema que se titulaba "La
Puerta Abierta".
Según
el mismo Elías me contó en una de nuestras conversaciones, a medida que leía el
poema la musica parecía brotar sola desde algún rincón de su mente. Adquirió
el libro por un precio ridículo, y el día siguiente ya había terminado unas
cinco o seis canciones.
A
través de un amigo poeta, Elías conoció a Pino Betancor y a su esposo, el
también poeta José María Millares, a los que le unió una amistad cada vez más
profunda. Pino, al escuchar las canciones de Elías le dijo entusiasmada que
había logrado expresar en música lo que ella sintió al escribir aquellos
versos. Le ofreció muchos otros poemas, gran parte de los cuales eran inéditos,
para que les pusiera música también.
Elías,
ebrio de poesía, no paraba de crear nuevas canciones (según me dijo, llegó a
escribir cerca de un centenar).
Se
habló de grabar un disco, y todo parecía indicar que iba a ser así. Pero,
para no cansarles, todo acabó en un naufragio. Entre otras cosas, porque
Canarias no es un buen punto de partida para un artista: la mayor parte de los
que han triunfado lo hicieron después de irse, guitarra al hombro, a Madrid.
Actualmente
Elías es un señor mayor, con el cabello blanco, muy poca voz y un parkinson
incipiente. Ya no toca la guitarra ni mucho menos, canta.
Le
pedí algunas grabaciones de aquella época, y en principio fue reacio a que se
publicaran, al ser mezclas caseras de no mucha calidad. Pero yo insistí para
que me dejara publicar al menos una, y al final accedió.
Él
mismo escogió "Arde la Tierra", así que la subí
a YouTube para compartirla con todos ustedes: espero que les
guste... el mejor regalo que nos pueden hacer a mí y al músico
desconocido que hemos convenido en llamar Elías, es dejar algún
comentario. Y si no hacen ninguno, no pasa nada, se les quiere igual.
el
Canario
Reseña original publicada en el Blog El Canario en su Vergel
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